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El lobo continúa expandiéndose en Castilla y León

24-05-2016 | 12:56

La nueva planificación para la conservación y gestión de esta especie, protegida al sur del Duero, ha entrado en vigor este martes.

El nuevo Plan de Conservación y Gestión del Lobo en Castilla y León entra en vigor hoy. El censo de manadas ha pasado de las 149 que se detectaron en 2001 a las 179 que ha arrojado el último recuento y una de las prioridades que fija la Consejería de Fomento y Medio Ambiente en el documento que marcará las líneas de actuación en todo lo referente al lobo ibérico es hacer compatible la conservación de esta especie predadora con la ganadería extensiva (18.000 explotaciones y 3,1 millones de cabezas) y reducir la conflictividad social que generan los ataques.

El plan incluye un capítulo sobre el aprovechamiento cinegético al norte de Duero, con una planificación comarcal de los cupos. La regulación sitúa en el 10% de la población el nivel máximo de ejemplares que pueden ser piezas de caza cada año, pero eleva ese porcentaje hasta el 18%, de forma excepcional, en las zonas en las que no haya indicios de furtivismo y sí se produzca «mayor sinistralidad por daños a la ganadería». Si los responsables medioambientales detectaran «una disminución sensible» de la población lobera en alguna comarca, aplicarían una reducción de estos cupos o a la suspensión de la caza del lobo.

A ese aprovechamiento cinegético se suma la posibilidad de emplear «medidas de control» de la población en la orilla sur del Duero, a cargo del personal de la consejería y tras la autorización por parte de este departamento de cada actuación. Se trata de autorizaciones excepcionales, que la Junta debe motivar. Se abaten de este modo entre cinco y seis ejemplares al año.

El Plan del Lobo permitirá a la Junta impulsar medidas de compensación de daños orientadas a templar la conflictividad social que provocan los ataques al ganado. Estos sucesos se han estabilizado desde el 2010. Desde la Junta confían en agilizar el pago de daños haciéndolo efectivo en unas dos semanas y abonar, además del coste concreto del animal muerto, el lucro cesante del beneficio que deja de recoger el ganadero por esa baja.

El documento prevé la distribución entre los profesionales de un Código de Buenas Prácticas Ganaderas en Zonas Loberas, con ayudas para ponerlas en práctica, y contempla en su articulado la necesidad de intensificar el control sobre los perros asilvestrados para aminorar daños en la cabaña ganadera y evitar el riesgo de «hibridación» con el cruce entre perros y lobos.

El Plan, que incide en el valor que tiene el lobo como recurso turístico y socioeconómico de desarrollo rural, persigue el objetivo de mejorar la eficacia de la vigilancia ante el furtivismo y el empleo de cebos envenados, además de la detección de puntos de carretera que concentran atropellos de ejemplares de lobo.

Hacia la colonización manchega, riojana, vasca y madrileña

El lobo ibérico vivió prácticas de exterminio el siglo pasado, pero la concienciación medioambiental y las medidas de protección han permitido que ahora sea una «especie reproductora» en las nueve provincias de la comunidad. Los censos loberos confirman que «no existe una amenaza» que ponga en peligro la presencia de ejemplares en el mapa autonómico y que la buena salud actual de la especie provoca su expansión hacia comunidades limítrofes, caso de Castilla-La Mancha, La Rioja, Madrid o el País Vasco, donde su consolidación no es aún una realidad.

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